domingo, 6 de diciembre de 2009

Moira Millán, guerrera de la tierra.

De la diferencia hizo su orgullo, cuando pudo dejar las miradas despectivas de la escuela y el espejo la devolvió no sólo hermosa sino cargada de un sentido silenciado. Hoy Moira Millán, mapuche, madre de cuatro hijos, con cinco causas judiciales en su haber por cortes de rutas y una más por haber ocupado durante seis años un terreno fiscal en lo que fue la tierra de sus antiguos, pelea contra el Goliath del mercado. Pero no se asusta.

/fotos/las12/20051014/notas_12/la5.jpgPara mí los electrodomésticos son jueguitos. En Buenos Aires me la paso jugando con los batidores. Nosotros no podemos vivir sin el río, los árboles, las piedras, las hierbas medicinales. Pero las cosas que ofrece la sociedad de consumo son prescindibles.

El vestido negro –tan intenso que tiene que destilar azul según le enseñaron su mamá y su abuela– habla de ella, aunque uno no sepa leerlo. Ella va a contar que su kupan (vestido) tiene un solo hombro ceñido porque está casada y que la geometría de la tela cuenta por ella, aunque ella lo tenga que contar, que vive en pareja y que su tupu (prendedor plateado) también refleja los signos de su vida como la maternidad.

Una vida que empezó en una villa de Bahía Blanca sintiéndose diferente y transcurre ahora, a sus 35 años, en la comunidad mapuche Pillan mahuiza (montaña sagrada), de Corcobado, Chubut, reivindicando esa diferencia, vistiendo de negro su tez oscura y contando en la tela su vida también geométrica. Tiene cuatro hijos: Violeta (11), Juan Ernesto (10), Llanka (6) y Rantuy (4), cada uno es especial –por orden de aparición– por ser la primera, por ser el único varón, por haberla tenido sola de toda soledad al borde del río (y al borde del desamparo de las madres solas) y, por último, por haberla vivido más feliz en compañía, esta vez, de un compañero de vida. Tiene además cinco causas judiciales por cortes de ruta, otra por usurpación por vivir desde hace seis años en tierra fiscal y le gusta llamarse a sí misma guerrera de la tierra.
Se llama Moira Millán y es integrante del Frente de Lucha Mapuche y Campesina. Ella cuenta: "Nosotros somos los que peleamos contra el Goliath del momento y nosotros somos los que no tenemos voz". Es cierto que su voz tiene poco eco, de ese eco imprescindible en la vida moderna –la tele– del que justamente ella prescinde desde hace quince años. Pero es cierto también que su voz, que ahora también canta o sopla instrumentos ancestrales para hacer música mapuche, y viene a Buenos Aires para hacerse escuchar, es también la voz de alguien que tiene algo que contar y no quiere que otros la sigan contando por ella. En su voz está su historia, que es también, como los nudos de su vestido, la historia del pueblo mapuche que quiere contar, una historia en donde la mujer no ocupaba un segundo plano, ni la sexualidad era pecado, ni la familia de un solo tipo. Una historia en donde la tierra les pertenecía. Y que no quiere seguir siendo sólo sinónimo de pasado.


–¿Cómo conjugás tu lucha con la filosofía mapuche?
Desde la perspectiva mapuche, cuando vos llevaste una vida de equidad con la naturaleza no te morís sino que te transformás. Mi mamá falleció en el 2002, yo estaba cortando la ruta y ella, que ya estaba inválida, se quedó con mis hijos. Ella apoyó mucho mi lucha. Yo estaba coordinando el corte de ruta en contra del remate de la Patagonia y en contra de la minería. Eramos 50 mapuches y, en ese momento, nos fue muy mal. Ella se enfermó gravemente y llovía y llovía, pero como era mi mamá, no fueron a buscarla de Defensa Civil. Cuando llegué ya era tarde, aunque alcanzamos a hablar y ella lloró. Sentí que ella se iba a morir porque era una mujer muy fuerte, de no llorar. Me fui a cuidar a mis hijos para que ella pudiera estar internada. Y esa noche murió. Me quedo esa pena tan enorme. Yo pensaba si la lucha valía la pena porque vamos perdiendo en el camino tantos seres que amamos y tantas cosas que nos van pasando. Pero toda mi vida, cada vez que me enfrentaba a la policía, al ejército, a los que protegen los intereses de los que nos están saqueando, siempre sentí la fuerza de mi abuela. Y cuando mi mamá murió el consuelo fue que ella se sumaba a ese otro espíritu para acompañarme. Hoy en día hay cóndores en mi casa, que es rarísimo que los cóndores bajen adonde está la gente, pero cada vez que hacemos una ceremonia o vamos al cementerio a hablarle a mi mamá aparecen. Siempre. Entonces estoy convencida de que ella se convirtió en un cóndor. Y es muy fuerte para mí. Yo sé que ella está ahí. Ahora estamos peleando contra seis represas que quieren emplazar en la zona y con las que todo ese lugar –11 mil hectáreas de tierra– quedaría 60 metros bajo el agua. También el cementerio donde está mi mamá quedaría bajo el agua. Nosotros estamos luchando para que eso no suceda. Y yo sé
que ella está ahí acompañándonos. Esa es la visión que tiene el pueblo mapuche. Nos sentimos parte de esta naturaleza, parte de esta tierra. Por eso, nuestra lucha es muy diferente a otras. No peleamos sólo por cómo se reparte la torta, que es la discusión entre la izquierda y la derecha, sino que tampoco estamos de acuerdo con los ingredientes que componen esa torta. Nosotros queremos amasar un pan nuevo, distinto. No queremos la planta de Repsol para pedir trabajo, no se trata de que se privatice o se estatice la explotación petrolera, sino que esa explotación deje de contaminar y matar a la tierra.

–¿Cuál es tu modelo de vida?
Yo hace quince años que no tengo televisión. Para mí los electrodomésticos son jueguitos. En Buenos Aires me la paso jugando con los batidores. Está lindo para divertirte un ratito, pero hay cosas que me parecen cómicas. Nosotros no podemos vivir sin el río, los árboles, las piedras, las hierbas medicinales. Pero las cosas que ofrece la sociedad de consumo son prescindibles. ¿Qué es la pobreza? La gente tiene que volver a la tierra. Yo nací en Bahía Blanca y ahora, en el campo, me convertí en la persona más feliz del mundo: vivo en una casa de material que se va a convertir en la primera escuela autónoma mapuche. No podemos seguir pidiéndole al Estado porque el asistencialismo es el peor cáncer. ¿Pero de qué vale seguir denunciando la venta de tierras si nadie quiere ir a la tierra?
–¿Qué es lo que denuncian?
Una de nuestras denuncias menos escuchadas es que Marcelo Tinelli compró 2500 hectáreas en Río Persei, que queda a 13 kilómetros de la ciudad de Esquel, en Chubut. Es un lugar que no tiene teléfono, ni transporte, está perdido en el tiempo, olvidado, pero es paradisíaco. Algunos pobladores se pusieron contentos porque, por ejemplo, les llegó la luz. Pero en la laguna Trafipam pone gente de seguridad que no permite ni ir a la laguna. Además tiene un megaproyecto turístico de instalar en el cerro el centro de ski más importante de Latinoamérica. A la gente le dijeron que van a vivir en el lugar y que van a ser parte del paisaje turístico. Por eso, mucha gente está de acuerdo. Pero ese proyecto va a tener un gran impacto ambiental. Además, mientras el empresario levanta mansiones y cerca el lugar, la gente no tiene ni siquiera más leña en el invierno. Entonces ese lugar que pertenecía al uso colectivo de la tierra y a los pobladores se pierde. Mientras que los mapuches, en muchos lugares, como Lago Puelo y Corcobado seguimos reclamando por nuestro derecho a los títulos colectivos de propiedad de la tierra.
–¿Te gustaría que en los medios hubiera más modelos de mujeres indígenas?
–Ya ser mujer es difícil en nuestra sociedad, ni hablar de ser mujer indígena. Hay un modelo de mujer, de mamá, de esposa. Pero las mujeres mapuches no deberíamos buscar ser top models u ocupar espacios de cosificación y venta de nuestra imagen. Hay que trascender eso. Yo visto mi ropa ancestral que está reflejando la pureza del pueblo porque el color negro representa la pureza y, dicen las ancianas, que tiene que ser tan intensamente negro que destelle azul y todo tiene que mostrar mi filosofía y mi espíritu. Para mí eso es estar bien vestida y no estar a la última moda. La sociedad de consumo también está haciendo una exacerbación de la sexualidad. Mientras que el pueblo mapuche ha vivido plenamente, sin necesidad de psicoterapias y qué sé yo, su sexualidad.
–¿En la cosmovisión mapuche la sexualidad tiene menos represión que en las sociedades judeocristianas?
El pueblo mapuche no tiene ninguna represión. Eso viene con la conquista, cuando el cristianismo trae toda la parte represiva. En principio, no existe la imagen de papá-mamá-los nenes, los chicos no son propiedad de los padres, sino que pertenecen a toda la comunidad. Tampoco existe el tema de la fidelidad, sino el respeto a nuestra propia naturaleza.
–¿Cuál ha sido el lugar de la mujer en la historia mapuche?
El pueblo mapuche ha tenido ancestralmente una relación de género muy igualitaria, con equidad de género. Nunca hubo un rol específico de los hombres que no pudieran cumplir las mujeres. Nosotras podíamos ser sacerdotisas (machis), comandantes o guerreras. Siempre tuvimos voz y voto y fuimos las trasmisoras de la sabiduría con los niños. El pensamiento filosófico de nuestro pueblo ha sido respetar la naturaleza y esto incluye a la naturaleza de cada uno de nosotros, inclusive la elección de la pareja depende de esa naturaleza. Hay hombres que necesitan más de una mujer para poder sentirse complementados (hay que descolonizarse para entender lo que estoy diciendo porque no se puede ver desde la perspectiva sexual), eso se llama poligamia y se practicaba en la comunidad mapuche. Pero también había poliandria: mujeres machis que podían tener más de un marido y no por una cuestión erótica, sino por una complementariedad espiritual. Había diversidad y no un modelo hegemónico heterosexual y monogámico. Así como en la naturaleza hay diversidad en los animales, las plantas y las flores, tampoco se puede exigir que todos los seres humanos seamos iguales. En ese sentido, había un respeto muy importante por la mujer. Pero cuando llega el judeocristianismo rompe con todo eso e impone el machismo que se ha internalizado en nuestras comunidades, aunque no como un elemento cultural ancestral, sino como resultado de la colonización. En las comunidades todas las mujeres pasamos por etapas de abandono, violencia familiar, una situación muy marginal. Aun así, viviendo con esa opresión, las mujeres mapuches tenemos una visibilidad en la lucha y un protagonismo muy grande. Yo me siento respaldada por los hombres mapuches. Y actualmente en las comunidades existen en un rol equivalente a caciques tanto mujeres como hombres. Yo creo que el pueblo mapuche tiene mucho, desde su sabiduría ancestral, para aportar en una sociedad nueva. Y que no se va a poder destruir el machismo si no repensamos la sociedad en su totalidad.
–¿Cómo sufren la discriminación las mujeres indígenas?
La discriminación la sufren todas las mujeres que no cumplen con el tipo físico que impone la cultura de moda. Pero yo creo que no deberíamos buscar un modelo económico-social más justo, sino una nueva sociedad en la que una de las prioridades sea la ternura. Yo sueño un mundo donde la ternura sea posible.

_____________________________
* Entrevista por Luciana Peker, publicada en Página 12, el 14/10/2005.




sábado, 5 de diciembre de 2009

Lámpara en el viento.


"Gran Padre, Gran Espíritu, otra vez sustentame sobre la tierra y reclínate para escuchar mi endeble voz. Viviste primero, eres más antiguo que toda necesidad, más viejo que toda plegaria. Todas las cosas te pertenecen: los bípedos, los cuadrúpedos, las alas del aire, y todo lo verde que late.


Estableciste los poderes de los cuatro ángulos de la tierra para que se entrecrucen. Me hiciste recorrer el buen camino y el camino de las dificultades, y donde se cruzan, el lugar es bendito. El día va, el día viene, para siempre, eres la vida de las cosas.


¡Oye! Inclínate para oír mi tenue voz.

En el centro del círculo sagrado

Has dicho que debo hacer que los árboles florezcan.

Con lágrimas corriendo, Oh Gran Espíritu,

Oh Gran Padre.


Con lágrimas corriendo debo decir

Que el árbol jamás ha florecido.

Aquí estoy de pie y el árbol luce marchito.

De nuevo, evoco la gran visión que me diste.

Puede ser que una pequeña raíz de árbol

sagrado siga viva.

¡Nútrela entonces

Para que pueda soltar hojas

Y florecer

Y llenarse con pájaros cantores!


Escúchame, que el pueblo pueda de nuevo

Encontrar el buen camino

Y el árbol protector."



Black Elk (Alce Negro, Guerrero y Sabio, Sioux Oglala (1863-1950).




"Hau de no sau nee o Confederación de las Seis Naciones Iroquesas ha existido en esta tierra desde el comienzo de la memoria humana. Nuestra cultura está entre las más antiguas culturas de existencia contínua en el mundo. Nosotros recordamos todavía los más antiguos hechos de los seres humanos. Recordamos las instrucciones originales de los Creadores de Vida en este lugar que llamamos Etenoha: Madre Tierra. Somos los guardianes espirituales de este lugar. Somos los Ongwhehonwhe: el Pueblo Genuino.

En el comienzo, nos fue dicho que los seres humanos que caminan sobre la Tierra han sido provistos con todas las cosas necesarias para la vida. Se nos instruyó para portar amor del uno al otro, y para demostrar un gran respeto por todos los seres de esta Tierra. Se nos mostró que nuestra vida existe con la vida arbórea, que nuestro bienestar depende del bienestar de la Vida Vegetal, que somos parientes cercanos de los seres de cuatro patas. En nuestras maneras, la consciencia espiritual es la forma política más elevada.


El nuestro es un Estilo de Vida. Creemos que todos los seres vivientes son seres espirituales. Los espíritus pueden ser expresados como formas de energía manifestadas en la materia. Una hoja de hierba es una forma de energía manifestada en materia: materia de hierba. El espíritu de la hierba es esa fuerza no visible que produce las especies de hierba, y se manifiesta a nosotros en la forma de hierba real.

Las instrucciones originales indican que quienes caminamos por la Tierra tenemos que expresar gran respeto, afecto y gratitud hacia todos los espíritus que crean y sustentan la vida. Congratulamos y agradecemos a los muchos sustentadores de nuestras vidas: el maíz, los porotos, la calabaza, los vientos, el sol. Cuando la gente cesa de respetar y expresar gratitud hacia estas muchas cosas, entonces toda la vida es destruida, y la vida humana en este planeta llegará a su fin.


El aire está podrido, las aguas están envenenadas, los árboles se mueren, los animales están desaparaeciendo. Pensamos que hasta los sistemas climáticos se están modificando. Nuestras enseñanzas antiguas nos advirtieron que si el hombre interfería en las leyes de la Naturaleza, tales cosas iban a suceder.

Otros documentos de Hau de no sau nee han delineado nuestro análisis de la opresión legal y económica. Pero nuestro mensaje esencial al mundo es un llamado básico a la consciencia. La destrucción de las culturas y de los pueblos Nativos es el mismo proceso que ha destruido y está destruyendo la vida en este planeta. Las tecnologías y los sistemas sociales que han arrasado la vida de los animales y de las plantas, también están aniquilando a los pueblos Nativos. Ese proceso es la Civilización Occidental. Los procesos de colonialismo e imperialismo que afectaron al Hau de no sau nee son apenas un microcosmos de los procesos que afectan al mundo. El sistema de reservaciones empleado contra nuestro pueblo es un microcosmos del sistema de explotación utilizado contra el mundo entero. Desde los tiempos de Marco Polo, Occidente ha estado refinando un proceso que ha mixtificado a los pueblos de la Tierra.


La mayoría del mundo no halla sus raíces en la cultura o las tradiciones Occidentales. Esa mayoría tiene sus raíces en el Mundo natural y es el Mundo Natural y son las tradiciones del Mundo Natural las que deben prevalecer si es que vamos a desenvolver sociedades verdaderamente libres y equitativas.

Resulta necesario, a esta hora, que iniciemos una dinámica de análisis crítico de los procesos históricos de Occidente, para exponer la naturaleza real de las raíces de las condiciones explotadoras y opresivas que fuerzan a la Humanidad. Al mismo tiempo, mientras obtenemos la comprensión de estos procesos, debemos reinterpretar dicha historia para los pueblos del mundo. En última instancia, el pueblo más explotado es el pueblo de Occidente. Carga el peso de siglos de racismo, sexismo e ignorancia que han vuelto insensibles a sus gentes a la verdadera naturaleza de sus vidas.

Tenemos que desafiar consciente y continuadamente cada modelo, cada programa y cada proceso que Occidente trata de imponernos. En su libro Pedagogía del oprimido, Paulo Freire escribió que imitar al opresor s una característica del oprimido, para obtener a través de tal acción un alivio a la condición opresiva. Debemos aprender a resistir tal respuesta a la opresión. La gente que vive en este planeta precisa quebrar el estrecho concepto de liberación humana, y comenzar a ver la liberación como algo que es menester expandir a la integridad del Mundo Natural. Lo que se necesita es la liberación de todas las cosas que sostienen la vida -el aire, el agua, los árboles- todas las cosas que sostienen la sagrada trama de la Vida.


Sentimos que los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental pueden seguir contribuyendo a la sobrevivencia potencial de la especie humana. La mayoría de nuestra gente todavía vive de acuerdo con las tradiciones que hunden sus raíces en la Madre Tierra. Pero los pueblos Nativos tienen necesidad de un foro donde nuestra voz pueda ser escuchada. Y precisamos alianzas con otros pueblos del mundo que nos asistan en nuestra pugna para recuperar y mantener nuestras tierras ancestrales, y para proteger el Modo de Vida que seguimos.

Sabemos que es una labor muy dificultosa. Muchas naciones-estado pueden verse amenazadas por la posición que representa la protección y liberación de los pueblos y las culturas del Mundo Natural, una orientación transformadora que debe ser integrada por las estrategias políticas del pueblo que busque defender la dignidad del Hombre. Pero tal posición está creciendo en fortaleza, y representa una estrategia necesaria en la evolución de un pensamiento transformador.


Los pueblos Nativos tradicionales tienen la clave para revertir los procesos que en la Civilización Occidental prometen un inimaginable futuro de sufrimiento y destrucción. La espiritualidad es la forma más elevada de consciencia política. Y nosotros, los pueblos Nativos del Hemisferio Occidental, estamos entre los portadores sobrevivientes de tal tipo de consciencia en el mundo. Aquí estamos para impartir ese mensaje".


Hau de no sau nee significa "Pueblo que construye". Es el nombre del Pueblo de la Casa Larga: Mohawks, Oneidas, Onondagas, Cayugas, Senecas y Tuscaroras, la Confederación de las Seis Naciones o Iroqueses, que fueran una poderosa comunidad que habitaba en el noroeste de América del Norte. En setiembre de 1977 presentaron a ONG de Naciones Unidas tres documentos que resumían sus puntos de vista sobre las condiciones de opresión en que vivían los pueblos originarios de América, y sostenían: "los seres humanos abusan los unos de los otros, abusan del globo en que viven, y abusan de sus propias personas individuales".

-Este texto ha sido extractado de "Mensaje al Mundo Occidental", parte de una recopilación de declaraciones y proclamas realizadas en distintas épocas y circunstancias por diferentes pueblos nativos de América del Norte, preparada y seleccionada por Miguel Grinberg y publicada originalmente en Argentina en 1999.-

viernes, 4 de diciembre de 2009

TRES POEMAS EN SOMBRAS.



UNO.

Pero calcada la luz sobre su sombra
Abiertos los páramos del tiempo
Medida la cháchara del sol
Puesta a prueba con su estrella la palabra
Ahora la noche es la que cae
Ahora la tormenta afina su voz
Ahora las huellas del pasado se abisman en balcones y terrazas
Lavan su sangre en el río pisan las brasas
Pintan de actos heroicos las viejas barracas
Los campos difusos de la opresión y del dolor
Y los fantasmas del hombre
Golpeando contra la carne del hombre
Dejan todo a ciegas
Cercenan árboles y casas
Barcos y sueños
Mesas recién servidas y bosques vírgenes y espadas
Todo corre por la pendiente de piedras piratas
Facetadas al claro de luna
Por las babas del destino sangrante
Que espera en el lecho
Entre los arbustos quemados
De nuestro propio corazón.


DOS.

Acaso no tiembla el fuego en el interior de la cueva acaso no
vive el sol que vive en cada huella
No abre acaso cada rostro todas las puertas?

Bajo los bombardeos no se levanta acaso
el reflejo del cielo
desde la sangre y el humo
Y no sube el aroma del pan fresco desde los grandes agujeros?

Respondan
La cuestión pende de un hilo
Corren las sombras por el desierto
Crujen y se encienden
Y se ocultan y se apagan en la noche los cuerpos
Y se retira el mar hacia la muerte y se tensa el silencio
Como un fino cordel de largos dedos alrededor del cuello
Por donde sube como la lluvia
o la arena
la bandera
luminosa
de la voz.


TRES.

"Los amigos del barrio pueden desaparecer"

-Charly G.-


Es inútil bien inútil las manos están pobladas de serpientes
Es inútil la lluvia pega el sol se apaga
Caen las muecas sobre las oscuras muecas del cuerpo
Crujen las sombras entre las manos
Se pudre el agua del río
Varado el camino hundidos los árboles en la niebla

Manos de hiel de la tristísima cosecha
Manos de arena parpadeante
Manos de herida arrojada al paso del tren
Caen
Caen caen las piedras caen
Se enhebran los golpes al gran alud de la ausencia.



-Oscar Pablo Baldomá, setiembre 2009, aproximadamente.

De "La comprensión de los misterios del Tao" (Wen Tzu).


Lao Tse dijo:
Gobernar el mundo por medio del Camino no es una cuestión de cambiar la naturaleza humana; se basa en lo que el pueblo tiene, sacándolo a la luz y desarrollándolo. Por ello, apoyarse en una base conduce a la grandeza, la artificialidad conduce a la pequeñez.

Las cosas deben ser naturales antes de que los asuntos humanos estén en órden. Esta es la razón por la que las disposiciones y las leyes de los antiguos reyes estaban basadas en la naturaleza del pueblo, actuando para moderarlo y beneficiarlo. Sin esa naturaleza, nadie puede ser forzado a seguir ninguna enseñanza; si tienes la naturaleza pero no el carácter, no se te puede obligar a seguir una vía.
La naturaleza humana incluye las cualidades de la bondad y del deber, pero a menos de ser guiada por los sabios, no puede ser correctamente dirigida. Al prohibir las conductas perjudiciales basadas en lo que la gente rechaza, los códigos penales no tienen que ser amenazantes para el órden para ser efectivos.
Ponlos en armonía con su naturaleza, y todo el mundo obedecerá. Si van contra la naturaleza del pueblo, las leyes y las disposiciones puden ser promulgadas pero no serán observadas.
La virtud del Camino es la raíz del mérito y del honor conservada en los corazones de la gente. Cuando la gente la conserva en sus corazones, quedan establecidos en el merito y el honor.
Los buenos dirigentes de los últimos tiempos tomaban su ejemplo de los ríos y océanos. Los ríos y los océanos no hacen nada para ser profundos; es a causa de su oquedad y humildad como se hacen vastos. Por está razón pueden durar. Siendo valles del mundo, sus cualidades están llenas; porque no hacen nada, pueden abarcar cien ríos. Son capaces de ganar porque no buscan, y son capaces de llegar porque no se dirigen a ninguna parte.
Esta es la manera de tomar al mundo entero sin intentarlo. Eres rico porque no te elevas a ti mismo, estás iluminado porque no te ves a ti mismo, y duras mucho tiempo porque no estás orgulloso de ti mismo. Morando en el reino de la no posesividad es como puedes ser rey del mundo; porque no luchas, nadie puede luchar contigo. Porque nunca actúas como si fueras grande es por lo que puedes volverte grande.
Los ríos y los océanos están cerca del Camino, así pueden durar mucho tiempo, uniéndose al cielo y a la tierra en recíproca conservación. Si los reyes y los señores practican el Camino, su obra tiene éxito pero no son propietarios de ella. Porque no son propietarios, son fuertes y firmes, fuertes y firmes sin ser violentos hacia los demás.

El mundo tiene un principo, pero nadie conoce su designio. Sólo los sabios conocen cómo sucede. No es masculino ni femenino, ha nacido pero no muere. Es producido por el cielo y la tierra, formado por el yin y el yang, y dado a luz por miríadas de seres.

Desapégate de las cosas y de las palabras, y sé cuidadoso en no planear. Mantente en el Camino con una intensa atención comprensiva, y no seas dominante sobre nadie. La sutileza superior no tiene forma; al principio del cielo y de la tierra todas las cosas eran lo mismo en el Camino, pero llegaron a diferir en la forma.
Porque la más elevada sutileza no tiene objeto, puede ser universalmente amorosa. Porque es tan inmensa no hay nada fuera de ella, por ello es un manto para todos los seres; porque es tan sutil que no hay nada dentro de ella, es preciosa para todos los seres. El Camino es el medio de preservar la vida, la virtud es el medio de salvaguardar el cuerpo.
La medida del Camino supremo es apartarse de las preferencias y las aversiones y no posee conocimiento; de esta forma, tranquilizando y armonizando la mente, no queda nada para contrarrestar el Camino.
El cielo y la tierra se concentran en uno, se dividen en dos; cuando están reunidos arriba y abajo no están perdidos, aunque se funden en uno. Después se dividen en cinco, y cuando se vuelven a fundir deben cuadrar el compás y la regla.

El Camino es tan familiar que no puede ser extrañado, tan cercano que no puede ser puesto a distancia. Quienes lo buscan lejos van y después regresan.

Capítulo 121 (casi completo), versión de Thomas Cleary.